Se define como la
lentitud para la iniciación y la ejecución de los movimientos
voluntarios, así como una disminución de la amplitud en la
realización de movimientos complejos, cuyo grado extremo se denomina
acinesia.
Presenta varios
aspectos, que incluyen un tiempo de reacción prolongado para iniciar
un movimiento, para detenerlo, para cambiar un patrón motor, así
como dificultad para efectuar actos motores simultáneos y repetidos.
Es el signo más
significativo de la EP y se manifiesta clínicamente por hipomimia,
disminución o ausencia de balanceo de los miembros superiores al
caminar, imposibilidad para ponerse de pie en un solo intento, acción
ésta que debe desdoblarse en por lo menos dos componentes del acto
motor.
La Bradicinesia es
más pronunciada cuando de inicia un movimiento sin estímulo visual
o cuando se ejecuta sin la retroalimentación que produce la
visualización del miembro en movimiento durante la acción.
A pesar de la
lentitud con que se ejecutan los movimientos, la estrategia motora en
al EP es correcta.
- Movimientos repetitivos y ritmos internos
La
observación de la pérdida de la amplitud de los movimientos
alternantes en pacientes con EP puede ponerse de manifiesto en la
realización de movimientos de marionetas o de pronosupinación de la
muñeca. El deterioro de los movimientos repetitivos alternantes,
como golpear en el suelo con la punta de pie, contar los dedos de la
mano con el pulgar, etc., es una de las características principales
del trastorno del control motor de la EP. Además, los movimientos
repetitivos son un modelo excelente para estudiar la repercusión
motora de las alteraciones temporales presentes en la EP, ya que es
preciso generar ritmos temporales internos para su ejecución.
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